Tarta de San Marcos, el postre con el que media España ha celebrado su cumpleaños
Un bizcocho jugoso, nata y una capa exterior de yema tostada son los principales atractivos de un pastel de la vieja escuela capaz de conquistar a todo un país
Hay una tarta que todo español tiene guardada bien profundo en su corazón, que ha estado presente en probablemente más del 50% de los cumpleaños del país, que ha sobrevivido generación tras generación y que, resumiendo, sabe a España. La San Marcos es un clásico de clásicos, con su capa de yema tostada por toda la superficie. Es para los españoles lo que la tres leches es para los latinos, una tarta que le gusta casi a todo el mundo, porque de su sencillez nace su gloria: bizcochos jugosos, nata, y poco más.
Además, lo de bizcochos jugosos no es mucho mérito del repostero, ya que están empapados en un almíbar de ron. Esta técnica es una favorita de los postres de la vieja escuela, y aunque a mi me parece que hay formas más elegantes de hacer un bizcocho jugoso y tierno, esto te garantiza que la tarta va a quedar jugosa. La San Marcos es en general bastante sencilla y apta para novatos en el mundo de las tartas, porque su decoración no es muy complicada ni tiene preparaciones muy avanzadas. Lo que sí tiene es bastantes pasos, así que puedes dividir su elaboración en dos días: en el primero haces el bizcocho y el almíbar, y al día siguiente preparas el resto de cosas y la montas.
Otra opción es prepararla uno o dos días antes: no solo es una opción, sino que es incluso recomendable: la tarta gana mucho conforme pasa horas en la nevera, ya que todos los sabores se combinan entre ellos, el almíbar se reparte bien por los bizcochos y las natas se asientan. Por este tiempo de espera en la nevera me gusta añadir un poco de queso crema o mascarpone a la nata montada, que ayudará a estabilizarla y mantener su estructura con el paso de las horas.
El País
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