Esta receta de las monjas del convento de Santa María del Socorro de Sevilla se aparta del camino marcado por esas hojaldrinas industriales: a mi parecer son bastante mejores. Si no me creéis, no tenéis más que usar el método científico: preparad esta receta y haced una cata conjunta. La masa de estas hojaldrinas es muy sencilla, grasa -mantequilla y manteca de cerdo- a cascoporro. harina y vino dulce. No lleva nada de azúcar, por lo que es imprescindible espolvorearlas con su versión ultrafina -glas- antes de consumirlas. Como todos los dulces que nadan en grasa, las hojaldrinas se conservan fetén en una caja metálica durante varias semanas.
La razón de la horquilla que damos en la cantidad de harina se debe a que deberíamos decir como las abuelas: harina, la que admita. Cada harina tiene una capacidad de absorber la grasa distinta y probablemente debamos ajustar, empezando por el extremo inferior de la horquilla, hasta que obtengamos una consistencia manejable.
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