Menos es más. Esto es justamente lo que vas a pensar cuando hagas y -por supuesto- degustes una ración de chipirones a la plancha. Tiernos, jugosos y delicados, una receta clásica de la gastronomía española que hoy quiero reivindicar. Sencilla de preparar y con garantía de éxito garantizada, sobre todo si los acompañas de un chorrito de aceite de ajo, perejil y limón.
Quizás lo más pesado de esta receta esté en limpiar los chipirones. El proceso es sencillo, pero lleva su tiempo porque, al ser pequeños, hay que repetirlo muchas veces. En cualquier caso es bastante sencillo y, una vez se le coje el punto, la cosa va más rápida. No obstante, siempre pedir que te los limpien en tu pescadería o comprarlos listos para cocinar.
Siempre que los preparo o los pido en algún restaurante forman parte de un tapeo general. Y es que son ideales para picotear y para compartir, aunque están tan buenos que te van a dar ganas de zamparte el plato entero. Para que queden perfectos es clave que compres chipirones de buena calidad y bien frescos, así como que no te pases con el tiempo de cocción. En pocos segundos pasan de tiernos a duros, así que ojo con ello.
Directo al paladar
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