Una de las cosas más bonitas de nuestra gastronomía es su gran pluralidad dentro de una misma identidad. El más claro ejemplo es uno de los platos insignia de la concina española: el cocido. Prácticamente en todas las regiones del país podemos encontrar con facilidad este plato, pero dependiendo de dónde estemos lo encontraremos de una u otra forma.
Hoy nos vamos a adentrar en la región de León y su preciosa Maragatería para traeros una de las versiones más deliciosas del cocido: el cocido maragato.
Esta receta de legumbres es uno de los grandes tesoros culinarios castellanos. Sus ingredientes no varían mucho de la gran mayoría de los cocidos: tiene el garbanzo, que es el principal lazo de unión en casi todas las recetas; carne de cerdo salada, ternera, gallina y repollo.
El cocido maragato es típico de la comarca de la Maragatería (León) y se caracteriza por que se toma al revés: primero las carnes y el relleno, a continuación los garbanzos con el repollo, y por último la sopa. En Santiagomillas que es donde solemos ir a tomarlo, nos contaron que se hacía así antiguamente por si el enemigo se presentaba de improviso, tomando lo más «sustancioso» primero por si las moscas… pero la verdad es que no he podido constatar la veracidad de dicha afirmación a través de ninguna fuente.
Su gran peculiaridad es el orden en el que se comen los vuelcos. Lo primero que llevamos al buche es la carne, se sigue por los garbanzos y se termina con la deliciosa sopa. Como veis, es justo al revés que el cocido madrileño. Además, tiene los característicos rellenos, ricos y deliciosos, que siempre aportan un toque extra a cualquier cocido que los lleve.
Esto de dejar la sopa para el último lugar tiene su sentido, no creáis. Si preguntáis a gente de la zona, os contarán que, si hay que dejar algo en el pato, duele menos dejar un poco de sopa que la carne o los garbanzos. Y claro, con la cantidad de comida que hay en un buen cocido y lo rico que está todo, hace falta buena fuerza de voluntad (y hambre, mucha hambre), para dejar todos los platos bien vacíos.
De Rechupete
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