El pixín es otro punto fuerte de la gastronomía asturiana, es el rape de toda la vida y lo puedes encontrar en todas sus variedades. Fritos de pixín, pixín a la sidra (¿alguien dijo sidra? ¡Vamos! ).
Si tienes la oportunidad, pídelo. Está muy bueno.
Si tienes la oportunidad, pídelo. Está muy bueno.
Lo cierto es que su origen se remonta a los pastores y trabajadores del campo en la provincia de Guadalajara, cuando estos tenían que comer en el campo y utilizaban una teja.
Esta teja se limpiaba con una rama con ajo y se calentaba sobre las brasas, creadas con leña aromática. Después se colocan las chuletas de cordero o cabrito, sobre la teja muy caliente y las untamos con aceite y un poco de sal. Las Chuletas a la teja se suelen acompañar de patatas asadas y aceitajo, un tipo de alioli típico en la provincia de Guadalajara.
Su primera aparición escrita data del 1884 en el Almanaque culinario del gastrónomo Ángel Muro Goiri, el cual describe este arroz a la zamorana que un amigo José Álvarez Builla le habría servido en la localidad de Alcañices.
Este arroz es el claro ejemplo del dicho del cerdo hasta los andares. Y es que la matanza es parte del ADN zamorano y claramente tenía que verse reflejado en su gastronomía. Este plato tiene como base precisamente elementos de casquería como el pie, la oreja, la careta o el rabo del cerdo. A estos se suman el chorizo, la panceta, el jamón y la costilla y el lomo adobado. Y el toque de gracia y su color tan característico se lo da el pimentón, que unido al intenso sabor del ajo, hacen del arroz a la zamorana un plato de gusto inolvidable.
Se trata de un alimento prehispánico, que comían los aborígenes canarios.
En Tenerife sele denominaba ahoren. A lo largo de la historia se han elaborado muchos tipos de gofio, de cebada, de trigo o lentejas. Más tarde se incorporaron nuevos ingredientes, como el centeno.
En épocas de pobreza era un buen alimento debido a su gran aporte calórico. En los barcos de emigrantes clandestinos que salían de Canarias hacia América, la provisión indispensable era el gofio, ya que podía conservarse durante mucho tiempo en buenas condiciones.
Mucha berza, mucha patata, algo de faba, el clásico compango asturiano (morcilla, chorizo ahumado y panceta) y tiempo. A partir de aquí todo depende del cocinero y de la zona en la que se prepare: más fabes o menos, panceta o lacón, la berza más o menos picada... es difícil elegir, así que te dejamos tres de las elaboraciones que han ganado en los últimos años el concurso de potes asturianos, para que seas tú quien decida.
Su sabor y textura es el resultado de la mezcla de tan sólo tres ingredientes: almendra molida, azúcar y claras de huevo. Si te encuentras en la localidad, no puedes regresar a casa sin esta maravilla.
Sírvelos junto con el café o el té y triunfarás con tus visitas.
A principios de marzo se celebran las jornadas gastronómicas de la trufa negra de Soria y la Ruta Dorada de la Trufa, jornadas gastronómicas dedicadas a la trufa.
¡Muy apto para vegetarianos y personas que quieran un plato equilibrado y sabroso!
El zarangollo es un simple pero riquísimo revuelto elaborado con rodajas de calabacín, cebolla y huevo. La piel se utiliza para darle una textura crujiente al plato y no perder las propiedades nutritivas. En algunos bares o restaurantes se le añade berenjena o patata. Puede servirse como plato principal, de acompañamiento o como aperitivo en pan.
Se elabora en el Casar de Cáceres, a 11 kilómetros de la capital cacereña, a base de leche cruda de oveja procedente de ganaderías controladas, cuajo vegetal y sal.
Es un queso de corteza fina, muy cremoso y de sabor poco salado y ligeramente amargo.
La Torta del Casar es tan valorada que en 2019 la que se elabora en la Quesería Doña Francisca fue nombrado, ni más ni menos, que el tercer mejor queso del mundo.
Suele ser un plato bastante contundente, de esas recetas tradicionales que no faltan en las casas navarras, y está de vicio, la verdad.
De la necesidad de conservar las carnes de la matanza de cerdo y llenar de energía el cuerpo en días de frío, surgió este plato elaborado con variantes del cerdo, (chorizo, tocino, lacón, oreja, rabo, morro, y costilla) y ternera gallega, reconocida con Denominación de Origen
Asimismo, verduras como berza o grelos, unas buenas patatas gallegas y unos garbanzos son el acompañamiento a este magistral plato, que nada tiene que envidiar a otros cocidos españoles como el famoso cocido madrileño, el cocido maragato o la escudella catalana.
¿El compañero ideal en tu ruta por La Coruña?
¡Un contundente plato lleno de tradición!
El chorizo a la sidra es el mejor entrante que te recomiendo comer en Asturias. Económico, típico, rico, abundante y lo encuentras en cualquier chigre. Chorizo a la sidra y un poco d pan para mojar y vas a ser más feliz que una perdiz.
Unos culinos de sidra y un poco de pastel de cabracho serán la combinación perfecta para ir abriendo el apetito.
Dejamos a fuego lento hasta que el conejo esta tierno, sacamos las piezas de conejo y añadimos el hígado pasamos todo por la batidora y claros, ya tenemos el conejo y la salsa, solo queda decorar.
Su procedencia se remonta a los años 20, cuando un ilustre pastelero francés inspiró con un postre similar, al creador del famoso suso gerundense, Emili Puig.
Dado el gran éxito de este bollo de forma cilíndrica la receta se ha extendido a pueblos y ciudades españolas, siendo uno de los productos protagonistas de panaderías y churrerías. Aun así, el sabor y la textura de la fórmula artesanal de estos dulces de Girona no tienen comparación ninguna.
La preparación es sencilla. Está hecho a base de una masa fina y mantecosa, relleno de crema. A continuación, se fríe y reboza en azúcar. También puede comerse con crema de chocolate.
¡Si visitas Girona, no te olvides de probar el suso!